Su Hotel en Zúrich

Aunque Zúrich es la ciudad más grande del país y es muy influyente en lo que a moda se refiere, lo cierto es que puede recorrerse sin dar grandes paseos. Salvo que se calce sus botas de montaña y utilice la ciudad como punto de partida para hacer senderismo por la naturaleza y las montañas circundantes. En ese sentido, Zúrich tiene muchísimo que ofrecer. En todo caso, en la propia ciudad no faltan cosas que ver. No lejos de la puerta de nuestro hotel se encuentra la Paradeplatz, que denota la riqueza de la ciudad con su gran número de bancos y boutiques de lujo.

Si se continúa por la Poststrasse, lo primero que salta a la vista es el monasterio Fraumünster. Situada junto a la no menos impresionante Stadthaus, se trata de una de las tres iglesias del casco antiguo de Zúrich y tiene una historia centenaria.

Quien quiera descubrir por qué Zúrich se ha convertido en un destino obligado entre exploradores de tendencias y guías de viaje, se dirigirá a Zúrich-West. El antiguo barrio industrial se ha convertido en el núcleo de los bares y la escena artística. Aquí surgen experimentos culinarios, inspiraciones artísticas y alguna que otra idea loca que en Zúrich muy pocos habrían imaginado hace tan solo unos años. Por no decir en toda Suiza. Lo bueno es que la transformación aún no se ha completado y, aquí, subcultura se escribe con mayúsculas. Con el encantador caos que eso conlleva.

Para huir del ritmo frenético de la gran ciudad, le recomendamos que haga un alto en el precioso lago de Zúrich. A pesar de lo céntrico de nuestro hotel, en el lago de Zúrich podrá disfrutar de la paz de la naturaleza, relajarse en una superficie verde o descubrir su faceta culinaria en uno de sus numerosos restaurantes y cafeterías.

A orillas del lago, en el propio muelle, se encuentra la famosa ópera, que puede albergar hasta a 1100 espectadores y cuenta con su propia compañía de ballet en la que trabajan unos 50 bailarines y bailarinas. En Zúrich hay oferta para todos los gustos y en nuestro hotel estaremos encantados de indicarle qué cosas no debería perderse por nada del mundo. ¿Todas? ¿Algunas? ¿Viejas o nuevas? En Zúrich, todo es posible.